Vituperio por Alisson Ramírez

En esta posmodernidad o época de crisis del arte y el pensamiento critico (en la que no se cultiva ni se siente pasión por nada) nada mejor que reconocer que el termino crisis, del griego Krinein, lo que más evoca es oportunidad de mejorar. Es lo que Alisson Ramirez en su obra vituperio y con su sutil y ondulante danza nos trae y vivifica la capacidad de asombro y el sentimiento de gratitud o deuda. Pasmo y reciprocidad que simple y llanamente son el reflejo trascendente de la realidad- nuestra y universal-, que permanentemente está sometida al movimiento pendular entre tensión y relajación. Y es que con su suave danzar ella va desde la interpelación frente al destino hasta la humilde y agraciada respuesta conferida tanto por su ligero y reptante cuerpo como por la sencilla tramoya a base de ropa colgada en un perchero y bacín, y al son de una silenciosa melodía que, a su vez, hace de lienzo y bastidor a su sobrecogedora obra.

Contra la frivolidad de esta época, Alisson redime el respeto hacía sí mismos y nos hace honrar con adoración lo sagrado, incluido lo mas prosaico de nuestro cuerpo. Es decir, danzando ella cultiva y cuida; ósea hace cultura… y al mismo tiempo nos invita con ella a hacerla.

En síntesis, con alma descarnada y cuerpo en carne palpitante, lo que ella hace es llevarnos a activar preguntas y respuestas emocionales e igual de carnales, que, si bien ya se encontraban en nuestro interior, hacía falta quien nos las vislumbrara y activara. Y nada más propicio y a buena hora que Alisson con su obra Vituperio.

Escrito por William Álvarez

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